CUANDO
TE OCURRE.-
Todo
transcurre “normal”. Cuando trabajas, cuando te relacionas,
cuando te lo pasas fetén, también ¡porque no! cuando las cosas no
salen como piensas que deben salir. ¡Cosas de la vida!.
Cuando
todo esto se va al garete , te preguntas ¿porqué a mi?, como si
fueras la primera persona a la que le ocurre o se encuentra en estas
circunstancias.
Ahora
toca reciclarse, cambiar el chips, la bajada se torna cuesta arriba,
no fluyen las risas fatuas, no concurren los chistes fáciles, el
entorno el tuyo personal se transforma en más serio, las cosas, las
mismas cosas cotidianas, se ven desde otro ángulo y la perspectiva
se hace obtusa, ya no somos tan ágiles para soluciones facilonas no
comprometidas, como ideas vacuas lanzadas al aire en pro de personas
que enamoradas del ideario se aventuren a cumplir tal avatar.
Todo
cuesta, el reconocimiento del dolor de la persona afectada, antes
tomada como quejica, tu postura realista ante la situación
sobrevenida que sin darte cuenta no es como una noria, que da vueltas
y más vueltas y siempre estás en mismo sitio, pero la realidad
desdice esa situación.
Nos
creemos dueños de lo que nos rodea y no nos damos cuenta de que
dependemos de todo, salud,
situación
económica, no nos olvidemos de esto, la realidad política, etc...
Dios
hizo las cosas bien hasta el quinto día . Todo estaba milimitrado
pero, quiero suponer que por un descuido intolerable en un ser hasta
entonces perfecto, se le ocurrió crear al hombre. Y como se dice en
castellano llano “la cagó”.
A
los días se dio cuenta que Adán estaba más perdido que un árbol
en un desierto, solo, tristón, que no entendía a los animales, que
desconocía lo que era un manzano, que todo lo que había creado
funcionaba muy bien, iba a decir que un momento de lucidez, ignoro si
la perfección da lugar a dudas en los dioses. “no es bueno que el
hombre esté solo”. Y crea la mujer, no independiente del hombre,
se supone que le sobraría barro, la creó (nada se crea sobre algo
ya creado) de una costilla del varón con lo que ello conlleva de
dependencia del hombre.
Y
desde esa historia, sea cierta o no, la mujer lleva arrastrando una
dependencia servil hasta nuestros días.
Y
ahora nos vamos dando cuenta que sin mujeres el mundo se hubiera
acabado en, pongamos que en
mil años, algunos más que
Matusalén.
Y
en aquel paraíso
comenzó la primera guerra mundial, porque Caín
se cargo al 25% de la
población. Eso dicen las estadísticas tan en boga hoy en día.
Y
lo que consideramos una desgracia que
está ahí desde siempre y que nos
es obvia hasta que nos toca, nos descubre que nuestra perspectiva de
la vida es tan estrecha que no pasa más allá de nuestra mera
observación.
“La
materia ni se crea ni se destruye, se transforma”. Ese axioma es
revolucionario, casi de obligado cumplimiento y con él todos nuestro
sistema se hace añicos y
esa transformación vuelve a recrear una vida nueva, inédita. Una
nueva oportunidad.
La
vida no muchas oportunidades.
Pero
tambien es normal que en estos casos siempre surge el amigo
desconocido, con ese que te rozas todos los días que te pregunta –
no por curiosidad – y que
deja a un lado un pequeño espacio de su cada día para hacerte una
visita- de médico - visita
al fin pero necesaria cuyo valor no es tasable.
La
existencia, creámonos, autónomos, independientes, autosuficientes,
nos
confiere ciertas fisuras que muchas veces no sabemos aprovechar
considerando
que ese resquicio, que
valoramos
como
un tesoro poco
menos que personal, que
podemos conservar,
como se envuelve algo en papel de aluminio que nos garantiza un
posterior uso del mismo sin tener en cuenta su caducidad. Utilizado
a destiempo no nos conduce a nada, es fútil, y se convierte en un
desperdicio irreversible, en lamentos necios, iterados, porque “el
hombre el es único animal que tropieza dos veces e la misma piedra”.
¿El
ser
humano
es ser racional porque raciona su tiempo de vida, porque se crea unos
espacios estancos que considera el arel por el que los
acontecimientos diarios deben cribados según criterios
preestablecidos y a partir de ahí damos la consideración de buenos
o malos?.
Cuando
todo este sistema se va al carajo sin nuestra aquiescencia nos
faltan resortes para encararnos a las circunstancias reales
y
nos enteramos de nuestra poquedad. Todas
las ayudas, dioses, santos, vudús etc. no solucionan nuestro
problema, nos concienciamos entonces
de la nimiedad del hombre y nuestro ídolo de barro se desbarata y
quedamos desnudos ante la evidencia de nuestro verdadero valor. Y eso
duele. Eso crea una llaga interna, íntima, profunda de la que
resulta difícil salir.
¿Qué
nos resta? Asumir nuestra realidad, y valga la redundancia , esa
realidad real y deshacernos de baratijas, de falsos
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