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MOSCA

MOSCA.- Tengo una mosca que me tiene mosca le doy un toque para que no me toque ni inquiete siquiera mis san roques-. Es cojonera la muy pijotera no canto en “Fado” cuando me enfado siento un murmullo como un arrullo igual que un ruido en un avión Jet. Jets que es un martirio, que no un delirio de tanto joder. Prueba la comida no desecha la bebida me acompaña bendecida hasta el bidé. Dicen que cuando muera será fiel compañera guardara mis cenizas pero no se quemará. De todos amiga, enemiga de todos y no habrá modo de despedirla. Visto lo visto Evaristo no hay hombre más listo que el que calla y otorga, seas de Zizur, de Uterga... Conclusión: ajo y agua
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EL VIEJO TREN.

EL VIEJO TREN.- Me gusta el tren, es más, me fascina. Lo encuentro como un resumen, compendio de toda una vida. Su camino es eterno aunque observes por las ventanillas como los raíles se encuentran a lo lejos, jamás consiguen unirse. Cada cierto espacio de tiempo una estación, un apeadero deja en ellos a unos pasajeros y recoge a otros. Unos finalizan su trayecto, emprenden otros un itinerario nuevo. Gime la achacosa máquina de vapor, y escupe nubes de sudor jadeante mientras en los apartamentos de asientos de madera, los hombres, las mujeres, los niños guardan al principio un silencio respetuoso hasta que este se rompe y la conversación emana con naturalidad. Todos, las mismas cosas, las mismas cosas todos. Y nuestro tren, ajeno a las cábalas de sus ocupantes, camina machaconamente por los raíles, con su tracatá acompasado, monótono y desfilan ante nuestros ojos láminas surrealistas de cosechas recogidas y campos pajizos, al borde de los ríos, sotos que estrechan sus

SON LAS DOCE (24 HORAS)

SON LAS DOCE.- ¿ De la mañana o de la noche? ¿importa algo? Lo que interesa es que sea porque ello conlleva que estamos. Primordial. Un segundo y es otro día, quizás otra vida. ¿Cuanto es una vida?. Años, meses, segundos de los que nos podemos escapar, quizás programados por un hado divino, agentes ajenos despóticos, impotentes ante tal circunstancia. Me fastidia la impotencia del hombre encumbrado en un egocentrismo rayano en la locura, en la incongruencia. Cualquier mínimo incidente arruina todos nuestros programas, abate nuestras esperanzas, puede sumirnos en una depresión de angustia que anula nuestras facultades. Se nos hace menester recomponer todos los esquemas, adaptarnos a la nueva circunstancia, renovar nuestro entusiasmo, una nueva reencarnación en nosotros mismos para que los proyectos comprendan un futuro esperanzador. Cada día es diferente al siguiente e incluso incongruente. Somos distintos aunque las apariencias quieran manifestarnos lo contrario. Nos n

ANDARIN

ANDARÍN. - Decías cuando bebía que arribaba caliente y en la cama no sientes lo mucho que te quería la confianza que te tengo dejándote alguna vez confiado en tu honradez certeza que aún mantengo la pagas con grandes gritos que apenas si los discierno y me asemeja un infierno cuando yo me quedo frito. Rumias que no te idolatre por venir acera, acera sé que larga es la espera me conoces: “un desastre” Borrachos y los niños dicen siempre verdades aunque juzgues veleidades no olvidan los cariños. Poseo yo muchos amigos compañeras no afectas pero nunca son selectas como tú mi fiel abrigo Pueden ser muy inconexas las palabras cuando arribo que en tu rostro concibo con lágrimas espesas. Solo me resta amnistía con tu esperanza paciente con mi pretexto inocente: “ mañana será otro día” Te quiero más cada instante,

¡PUES VALE!

¡PUES VALE! Ayer fueron los santos Inocentes .En este país parece que son todos los días, independiente de aquellos pobres niños que según el relato bíblico fueron asesinados por el rey Herodes y apartando el sentido peyorativo que otorgamos a esta palabra, quiero recalcar el vocablo madre: inocencia. Esta palabra conlleva una serie de sinónimos maravillosos: sencillez, sinceridad, honestidad, integridad y un largo etc. Sería nuestra página en blanco, la página de nuestra vida. Se nos presenta virgen, sin borrón alguno, donde lo escrito es perfectamente legible y no se presta a interpretaciones ambiguas ni contradictorias. “Lo escrito, escrito está”. El mero hecho de una tachadura desvirtúa la belleza del folio, da lugar a equívocos, puede levantar sospechas, genera desconfianza. A veces queriendo evitar esta “vista previa” engorrosa lo salvamos con un post data que puede llevar a desvirtuar todo el contenido de lo anteriormente expresado en el escrito. No tolera

HOY TENGO GANAS DE TI.

HOY TENGO GANAS DE TI.- Paseo por la alameda con tranquilidad meridiana, aprovechando el tiempo de sol que nos brinda la mañana, esquivo en otros días. Tengo la cabeza atolondrada de excesos etílicos de la noche pasada, la garganta áspera, los ojos legañosos. Con gran despreocupación observo la gente alocada por la calle para llegar al autobús, oigo el estruendoso ruido de las bocinas manejadas por conductores al borde del infarto, las mujeres con silletas donde transportan sus bebes, unos aún dormidos, otros con un berrinche frenético y lo tomo como un descubrimiento porque hoy no tengo nada que hacer y hasta ahora no me había apercibido que esto es la rutina que yo cometo todos los días. En esto, en una ojeada distraída y monótona me fijo en ella, estaba allí, elegante, con su talle refinado, con su vestido de color verde oscuro ¡quién sabe si de Valentino, Balenciaga o de mengano! elegante, altiva, provocadora, con un diminuto pero coqueto gorro fucsia, posada sobre

el niño que quiso convencer a dios.

El niño que intentó convencer a Dios. Se encontró envuelto en sudor, apenas sin ropa, sucio pero sintió un alivio reconfortante. En esos pocos instante que la vida le deja para el descanso, vencido por la fatiga diaria de caminar de un lado para otro entre escombros, pendiente siempre del cielo, de escuchar el ruido impasible de ese moscardón de acero que les acechaba a él y a su entorno y les regalaba bombones cargados de muerte, escondido bajo esqueletos de lo que antes fueron casas, sin futuro alguno, rotos los juegos, las ilusiones infantiles, sin encontrar explicaciones a nada de cuanto acontece a su alrededor, sin referencia alguna de lo que pudiera ser otra vida dispar, y allí, sentado sobre un mazacote de cemento, cavilaba sobre los dichos del Imán, parangonando frases y lecturas de un libro divino, sobre un ser superior al que se le atribuían, grandes bondades, poderes infinitos, amores a sus hijos eternos, futuros extraordinarios, vidas posteriores de exquisitez inigua