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Mostrando entradas de octubre 20, 2018

ANDARIN

ANDARÍN. - Decías cuando bebía que arribaba caliente y en la cama no sientes lo mucho que te quería la confianza que te tengo dejándote alguna vez confiado en tu honradez certeza que aún mantengo la pagas con grandes gritos que apenas si los discierno y me asemeja un infierno cuando yo me quedo frito. Rumias que no te idolatre por venir acera, acera sé que larga es la espera me conoces: “un desastre” Borrachos y los niños dicen siempre verdades aunque juzgues veleidades no olvidan los cariños. Poseo yo muchos amigos compañeras no afectas pero nunca son selectas como tú mi fiel abrigo Pueden ser muy inconexas las palabras cuando arribo que en tu rostro concibo con lágrimas espesas. Solo me resta amnistía con tu esperanza paciente con mi pretexto inocente: “ mañana será otro día” Te quiero más cada instante,

¡PUES VALE!

¡PUES VALE! Ayer fueron los santos Inocentes .En este país parece que son todos los días, independiente de aquellos pobres niños que según el relato bíblico fueron asesinados por el rey Herodes y apartando el sentido peyorativo que otorgamos a esta palabra, quiero recalcar el vocablo madre: inocencia. Esta palabra conlleva una serie de sinónimos maravillosos: sencillez, sinceridad, honestidad, integridad y un largo etc. Sería nuestra página en blanco, la página de nuestra vida. Se nos presenta virgen, sin borrón alguno, donde lo escrito es perfectamente legible y no se presta a interpretaciones ambiguas ni contradictorias. “Lo escrito, escrito está”. El mero hecho de una tachadura desvirtúa la belleza del folio, da lugar a equívocos, puede levantar sospechas, genera desconfianza. A veces queriendo evitar esta “vista previa” engorrosa lo salvamos con un post data que puede llevar a desvirtuar todo el contenido de lo anteriormente expresado en el escrito. No tolera