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Mostrando entradas de diciembre, 2016

AMA

MADRE.- (a mis madres, Ramona y Margarita) Madre no hay más que una porque son tan ínclitas que ocupan tierra y luna. Saben y comprenden - ciencia infusa - alegrías, dolores tristezas y sinsabores, calladas siempre, sabedoras de cuitas, de amores pendientes de todo, de todo pendientes amantes quedos de muchos sufrires. En su sitio, como estatuas eternas, antes de que la tierra exista, descubiertas cuando el aprieto agobia cuando el amor se extingue cuando la esperanza es exigua último recurso, de olvidos de amor, de pesares sin remedio con la confianza llena en un mundo de beatitud plena. No angustia en ellas la desesperanza, con la experiencia de vidas rotas, con futuros dañados, sin yerro alguno. custodian en silencio que ninguno entendemos deseos hermosos, un mundo futuro que rompemos sin pudor henchidos de orgullo, obviando pasados de práctica sabiduría en sacro mutismo. Lloramos en su muerte, cr

CUANDO SE TIENE UN TESORO

CUANDO SE TIENE UN TESORO.- Tesoros pueden ser muchas cosas, grandiosas algunas, peculiares otras, menudas las demás, pero el valor no lo dan estas singularidades, sino el aprecio que cada receptor o poseedor les dé a las mismas. En un principio conlleva el “de mi vida”, pero el tiempo va aparcando el símbolo emotivo y se apodera el económico, el exhibicionista, aquello que nos confiere un estatus social frente a los otros, una calidad de victoria, a veces pueril, ante la competencia. Con toda normalidad terminan en hornacinas esplendorosas, tanto o más valiosas que el tesoro mismo, en un lugar prominente del salón de visitas, como exponente de nuestra riqueza, de hechos insignes, de recuerdos de promesas amorosas, o correspondencias a favores recibidos. Los descendientes, cantidad de veces, no conciben ese valor que nosotros le concedemos, su consideración es más histórica, noble, o monetaria, llevándolas en muchos casas al peligro de extinción en su contexto original.

Y SI NO HAY NADA ¿QUË?

Y SI NO HAY NADA, ¿QUE? Nacemos, y al segundo siguiente, como si fuéramos un cuadro a subasta., como razias ya nos definen genéticamente: igual que su padre, ¡que va! calcado a su madre! -como si los progenitores pudieran incluso dudar de quien es la criatura. El tiempo transcurre y llegan años en los que parece es menester tomar una decisión: maestro como su padre, si es niño..- .- ¡Hombre, por dios! Que eso hoy por hoy es un poco vulgar. Está más valorado ingeniero de comunicaciones, médico… Si el resultado del parto es niña pues más de lo mismo, enfermera, azafata, cirujana. Es curioso, nunca he oído que nadie propusiese como futuro profesional “político”, quizás por que es intrincado conseguir padrinos a veces alejados de nuestras posibilidades. Nadie de los veladores por el futuro de la criatura se detiene, primero a ver si sus facultades dan para una u otra cosa, eso sí, se harán esfuerzos ímprobos, “cueste lo que cueste se ha de conseguir...” mucho menos en deten

LAS COSAS PEQUEÑAS

CUANDO LAS COSAS SON SENCILLAS.- Parece que todos las conocemos, que incluso hasta nos molesta cuando alguien nos las recuerda, nos sentimos hasta ofendidos por que entendemos que nos tratan como unos ignorantes. El saber siempre ha sido y será bueno, en tanto y cuando tenga una práctica idónea. Dicen que no ocupa lugar, pero hay muchos que ese espacio lo utilizan para llenarlo de incongruencias, muchas veces filosóficas,que “mola” mucho pero que ni ellos mismo pueden dar una explicación razonable y mucho menos proyectarla en una realidad práctica. Llena mucho en la sociedad vocablos “cultos” en contextos disyuntos donde uno ni sabe lo que dice, ni los contertulios entienden nada de nada, símbolo que de la vacuidad de la exposición. Somos paradigma de nosotros mismos. Nos creemos más porque usamos palabras que no tienen consonancia alguna con el tema tratado, porque sobrepasamos lo ordinario: “eso ya lo sabía yo” cuando al segundo siguiente el más nimio gesto de un niño, o