CREADOR. Pasa el tiempo, los aconteceres se suceden, monótonos a veces, sorprendentes otras, y damos prioridad a la palabra dios, obviando su cualidad de creador. La palabra “dios” es impositiva, imperante, algo inalcanzable, tambien por ello acojonante, deprimente, superior. Lo maravilloso de la creación (poética, musical, pictórica…) es que permite una libertad de interpretación universal, particular, peculiar dando pie a que cada observador pueda tomar la batuta, el pincel, la pluma estilográfica y recrear el sentimiento primigenio del autor. Esa es la grandeza del creador. Nos convierte a cada uno en procreador con toda la inmensidad de matices que provoca esa alternativa. Te cuestionas, ¿hay dios?. Pues creo que existen tantos como personas creadoras y aquí ya no se trata de suscitar estratos, porque cada observador es el juez y su mirada no debe estar influencia por el nombre, la ideología, sino por su percepción única, independiente, dispar también con los que a ve...
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