DAME
LA MANO.-
“Dame
la mano y contigo se hará más corto el camino”. Que ese apretón
de manos sea una transfusión de la energía que estás demostrando.
Soñaremos sueños pasados que en un futuro cercano se renovarán,
rememoraremos atrasados instantes felices que han quedado un tanto
mohosos por la indiferencia del tiempo transcurrido, desempolvaremos
del olvido segundos dichosos que el paso del tiempo dejo aparcados en
el baúl de los recuerdos. Y con ello rebrotará una nueva juventud,
-que la juventud no la marca el tiempo transcurrido-, si no la
ilusión que pongamos en cada segundo de la vida.
La
esperanza renace con ilusión, con fuerza inusitada, con la fantasía
de noveles. No permitamos que se ajen las bisoñas y renovadas
energías. Que no se separen nuestras manos, siempre alertas a
cualquier traspiés, prestas al abrazo sincero en las dificultades
diarias.
Caminaremos
juntos despacio, que la prisa es mala consejera y el tiempo nos dará
oportunidad de proyectar perspectivas renovadas.
Se
procederá a una reencarnación en nostros mismos con la experiencia
de errores pasados, con ilusiones reencontradas, frustradas por
nuestra inquietud, nuestra inexperiencia.
De
errores se aprende y como llama que renace de rescoldos silenciosos,
guardianes de fuegos juveniles emprenderemos caminos desempolvados.
El
corazón es grande y caben en él infinidad de proyectos.
No
esperemos ayudas divinas, externas de poderes esotéricos, conjuros
mágicos. Nuestro esfuerzo es nuestro futuro, nuestro devenir está
en nuestras manos.
Por
eso amiga: “Dame la mano”. Lo demás está hecho.
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