DE VEZ EN CUANDO ME
CANSO.-
No encuentro nunca
la razón, pero el devenir diario constata esta afirmación, nunca me
ha dado tiempo a corroborar tal aseveración, pero es algo tangible.
Por andar no será,
pero me canso tanto de andar poco, como si me excedo en algunos
metros.
Me canso de oír, de
chistes repetitivos, de originalidad parca, de cuentos inverosímiles
que ignoro sin son míos, copias o aciertos del cuentero tomándomelo
como una afrenta a mi “chispa; “eso ya lo sabía yo”
estropeando la gracia del contertulio.
Cuando veo las
cartas al mus despues de una jugada proclamo, “si yo...” y me
desazono por no haber querido lo que ahora veo tan claro, sin remedio
alguno.
Cuando observo la
televisión y me encuentro capaz de solucionar problemas tan
sencillos como el crisis catalana, el paro, la inmigración, el
hambre y una sucesiva serie de calamidades en las que yo creo tener
una sencilla solución me canso de mi inemptitud.
Pero es absurdo en
la realidad esta programación, porque todos los que estamos de
acuerdo somos una cuadrilla de impotentes, de falsarios, muchas veces
compinches de tales devenires. Quejándonos en bares, contertulias,
que aprobamos con fidelidad inusitada cuando nos llega el momento de
expresarnos con esa hojita que se llama voto.
Descargamos nuestra
conciencia ese al que hemos elegido, democráticamente, eso sí que
somos muy legales, mientras la ley vaya de nuestra parte.
Nos constituimos en
el ángel que según la Biblia separa a los buenos de los malos.
De todo ello me
canso.
Me canso de tragarme
todas estas teorías.
Me canso por no
comprender las injusticias de los variados dioses.¿perfectos? Que
visto lo visto andan totalmente despistados de la realidad.
Canso estoy de
políticos mesiánicos que arreglan todo sin mover el culo ni para
recoger el lapicero hasta que la limpiadora al día siguiente lo
vuelve poner en atril.
Condenamos la
injusticia en tanto tenemos al personal firme con unas porras,
vecinos nuestros al que mañana les tenemos que dirigir con
amabilidad la palabra.
Y me canso de
decirles que sí, que ese es su trabajo, pero hasta cierto punto,
porque los excesos de todo tipo y origen no se pueden justificar con
una orden. Se van llevar la fama”mala” cuando sus superiores se
cuelgan medallas bien retribuidas sin el mínimo riesgo. La
retaguardia esta m bien recompensada.
Me canso cuando me
dicen un que trapo de tal color representa mis sentimientos, sin
siquiera contar conmigo, aludiendo a que me asiste el derecho de
expresión pero dentro de la “ley. ¿Cual?
Me canso de trabajar
con inseguridad de si mañana voy a recuperar lo ya pagado, seáse
una pensión, cuando mis sufridos representantes holgan sin rubor,
con abrazos amistosos despues de una pamema bronquista en asientos de
terciopelo, en compincheo fraterno en el bar del Congreso.
Me canso de que por
circunstancias mañana no puedo encender en pleno invierno la
calefacción o la ducha, porque a unos honrados “ladrones”, a los
que les debo cinco euros y me cobran po rel enganche 600.
Me canso de pagar
el eferergan diario para quitarme el dolor que todas estas
vicisitudes me acarren.
Me canso de
comprarme medicinas para enfermedades que me provocan estas
injusticias sistémicas, ni siquiera incluidas en la seguridad
social, negocio de farmacéuticas, traficantes de salud.
Puede ser un vicio:
Me canso de todo. Hasta el oasis de mi felicidad me cansa, tal vez
porque me coge por sorpresa y me requiere un esfuerzo ímprobo.
Pese a todo sigo,
pese a quien pe se. Hasta que me canse.
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