UN
AMIGO
No
esperes de mi dinero, ni favores, porque no soy de los que están en
el poder, y aun entonces, tampoco, porque nunca he estado de acuerdo
con este sistema, ni tú nunca, por eso compartimos ideas, ilusiones,
utopías, te daré un aliento que no remediará tus males pero
aliviará tu angustia un instante, solo un instante, que los
instantes son eternos, se graban para siempre, te tenderé la mano
cuando andes renqueante, te ofreceré un vaso de agua cuando tengas
sed, aunque este jodido, procuraré esbozar una sonrisa, no rezaré
por ti porque no me fío de quien se dice que
creó
este mundo a su imagen y semejanza e instaurar un cielo para los de
su cuerda, y yo no soy de esa peña, ya me conoces, en mi casa
tendrás cuando quieras un plato y un saludo sincero.
Mi
recompensa será ese apretón de manos sincero que me ofrecerás en
esa cama de hospital, o en ese paseo matutino en tu silla de ruedas y
mi satisfacción ese momento de felicidad que me brindas.
El
tiempo, a veces, a cuenta de tropezones nos enseña el valor de la
amistad, la felicidad y no hay en el mundo ningún economista que
sepa justipreciar estas virtudes, incapaces de distinguir nada que
tenga un color, un tacto diferente del de unos billetes que pueden
desaparecer en un instante en una hoguera, en un robo, pero lo tuyo,
lo mío, los de los que nos quieren, eso perdurará incluso bajo una
losa fría de mármol pero ardorosa del amor de los nuestros.
Ya
sé que no dudas, pero por si acaso, cuenta conmigo, yo sé que no me
defraudarás porque también cuento contigo.
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