A
Jesús Sádaba. (Kalandria). Un amigo
Te has ido, ley de
vida. Nos abruma la tristeza, se nos llena el hígado de bilis. Nos
nos consuela tu más allá, feliz según las leyes divinas.
Contigo te llevas
alegrías, chascharrilos, enseñanzas de doctor en la carretera
(caballero de la carretera que no humilde camionero) conferencias
taurinas, platos gastronómicos de exquisitez única (langostinos a
la kalandria), sabiduría de andanzas, amistades tuyas que se
hicieron nuestras, jotas iniciadas con voz de buen tenor, pero
siempre inacabadas, pero sobre todo una amistad irrellenable. Eso
deja poso.
Pero para nosotros
tus amigos se nos queda un interrogante, seguro que sin respuesta:
¿Porqué?
¿no hay infinidad
de personas con muchos más motivos que tú, que sobran, para que
seas el elegido?
Nos va tocar luchar
contra ese hueco, comernos la rabia por lo que consideramos una
injusticia, porque la vida debería ser bien repartida y puede hasta
invadirnos la duda, a mi al menos, de que ese dios no nos considera
a todos por igual.
Es difícil definir
muchas cosas cuando el enojo ante la impotencia puede que te haga
agrio en el decir, desabrido en comentarios, pero igual es la única
espita que nos queda ante la sinrazón al sentido común de quienes
te siguen queriendo.
Recordar aquí a
Conchi, a tus hijas, a ese nieto que cantará jotas sentidas a su
abuelo henchido de orgullo.
Agur, sin más tus
amigos de Zizur..
Comentarios
Publicar un comentario