¡ÁNIMO!
¡Hemos caminado
juntos durante muchas jornadas, afrontando fríos, soportando grandes
calores, padeciendo hambre, sufriendo sed, pero tales calamidades no
han conseguido minar nuestro ánimo, nuestro entusiasmo y anhelo de
conseguir nuestra meta.
Estamos en un
momento de apuro, nos fallan las fuerzas, el vitalidad se ve mermada
por el tiempo en la tarea, por los diversos contratiempos devenidos,
pero es ahora el instante preciso donde la unión debe hacernos
fuertes, cuando cada uno de nosotros deje de ser el mismo y se
convierta en el sostén de cada uno de los compañeros, el alma que
mantenga el ascua diminuto que en la ocasión oportuna se reencarne
en brasa y esta en fuego. Fuego que caliente los apocados
entusiasmos, que ilumine en la negrura de nuestra debilidad.
Es fácil el
desánimo cuando los medios son exiguos, cuando todo se vuelve en
contra, pero si no luchamos ¿para que servimos? No podemos ser una
comparsa anónima, borregos capaces de seguirlos hasta el precipicio.
Si nuestro fin
primero es hacer una montaña al momento, nuestro desaliento puede
apocar todos nuestros intentos, nuestras ansias de igualdad, de
justicia, cada uno tenemos la obligación moral de poner nuestro
granito de arena, entre todos haremos montón, y brazada tras brazada
construiremos montañas impertérritas a terremotos políticos, a mafias
económicas, a intereses profanos,
Se visten de
profetas, de altruistas, aseándose en bañeras de oro, paseando sus dineros en limusinas aterciopeladas, epulones de ágapes
copiosos obviando a los lázaros en la puerta de su casa deseosos de
recoger las migajas que caen de su mesa, en tanto sus mascotas comen
restos “delicatessen”.
La historia nos dice
que esto es un imposible, una utopía, pero hemos venidos a romper
esquemas, conocedores de mujeres y hombres “ingenuos” capaces de
provocar terremotos ante una sociedad, ante unos poderes buitres,
desalmados.
Ante el posible
abatimiento, la unión hace la fuerza, el entusiasmo de unos resucita
los alientos medrosos de otros y al final se hace piña. Cuanto más
fuerte sea la unión, el empeño, los resultados se harán más
visibles, más reales, sin un final cercano, pero con un futuro
posible. “Torres más fuertes cayeron”
No hagamos a nadie
“santo” que sí adalides de una lucha justa, invencible pese a
quien pese, transcurra el tiempo que transcurra. No nos interesa
conocer la victoria en vivo, ni constar en lápidas con letras de
oro como luchadores, pero estemos seguros que llegará.
¿Es esto una
quimera?
Yo creo en ello.
Comentarios
Publicar un comentario